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Torres de iluminación

Esta maquinaria puede iluminar grandes áreas de trabajo con una sola torre que, por lo general, portan entre cuatro y ocho lámparas; con ellas se puede dar luz zonas de hasta 5.000 metros cuadrados gracias a que las torres de elevación asistida pueden alcanzar alturas entre seis y quince metros. Las torres de iluminación se diferencian básicamente por su fuente de energía para producir la luz y por el tipo de fuente de luz facilitada.

La fuente de energía en las torres de iluminación es un aspecto muy importante porque puede influir en el entorno o en los condicionamientos que impone la misma obra. Para dar electricidad a los postes de luz se emplean generadores eléctricos alimentados por gasóleo o gasolina. El primero, el más habitual, alimenta grandes generadores de obra tanto independientes, como específicos para las torres de luz; estos equipos suelen ser más ruidosos y generan más humos en el entorno. La gasolina, más cara, suele alimentar motores de generadores más pequeños y, por tanto, de equipos de menores exigencias.

También se emplean torres de iluminación alimentadas por baterías recargables que son capaces de funcionar unas horas por la noche o allá donde se necesite y se recargan durante el día. Lógicamente estos trabajos tienen una limitación mayor de tiempo, aunque en parte se soluciona con los modelos equipados con placas solares de recarga de las baterías. También existen modelos de torres de iluminación que no portan un generador eléctrico o baterías, sino que disponen de un espacio en su base reservado a poner el generador que el cliente disponga en la obra. Este modelo abre muchas posibilidades y abarata el conjunto gracias a la flexibilidad eléctrica del equipo y a que admite gran variedad de potencias.

La otra parte esencial en la torres de iluminación es, precisamente, la fuente lumínica, las bombillas o tipo de fuente de luz. Aunque hay mucha variedad y sistemas mixtos de iluminación actualmente, los tipos de fuente de luz se pueden resumir en cuatro.

• Halógenas. Las lámparas halógenas son la evolución de las incandescentes (en desuso para estos fines) funcionan a baja tensión por lo que son más económicas de operar que otras opciones; su vida útil puede alcanzar unas 2.000 o 3.000 horas.
• Lámparas de halogenuro metálico: son de las más potentes y ofrecen mayor cantidad de colores, aunque también son las que más energía requieren; se ayudan de balastos para regular su intensidad y pueden durar hasta 20.000 horas.
• Lámparas fluorescentes: son más económicas de operar, aunque tienen una intensidad de lúmenes por vatio más bajo, por lo que son usadas para la iluminar entornos cercanos y no para ubicarlos en postes de gran altura. Tienen una vida útil de más de 5.000 horas.
• Lámparas de leds: aunque desarrollados en los años 60 del siglo pasado los leds han aumentado enormemente su potencia pudiendo alcanzar los 300 lúmenes por vatio; aunque de inferior potencia que otras lámparas esta es la más económica de usar y tiene una vida útil de hasta 100.000 horas.

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